PRIMER DIA EN ROMA.

Todos los caminos llevan a Roma, incluido el nuestro. Amanecemos en el Parco Tirreno, otro dÍa más, con Julio y Quique llamando a nuestras puertas. Después del desayuno (sin el esperado bacon) y las instrucciones para movernos por la ciudad y por el metro, empezamos nuestra jornada.

Llegamos a la Piazza di Popolo y hemos subido una de las siete colinas de la capital. Hemos continuando por la Piazza di Spagna donde esperábamos ver la barcaza y la iglesia de Trinitá dei Monti, las cuales estaban en obras. Sin embargo, la desilusión ha sido mayor cuando hemos visto que la deseada Fontana di Trevi también lo estaba.

Sin poder pedir nuestro deseo, hemos seguido hasta el Panteón visitando en el camino la iglesia de San Ignacio de Loyola y su impresionante trampantojo. Nuestro tiempo libre comenzaba en la Piazza Navona donde hemos aprovechado para comer. Para no perder la costumbre, la mayoría de nosotros, ha vuelto a comer pizza y pasta. Mamis, ¡queremos vuestra comida pronto!

Aun cansados, afrontábamos nuestra último visita del día y cruzábamos la frontera del Vaticano. Después de las interminables y atestadas salas de los Museos Vaticanos, siguiendo la gorra de Julio, llegábamos a la Capilla Sixtina, donde las chicas han tenido que volver a taparse con sus “apaños”. Tras las pinturas de Miguel Ángel disfrutamos de la gigantesca Basílica de San Pedro. En el tiempo libre, a la hora de la siesta, pocos hemos subido los 551 escalones que conducen a la cúpula para disfrutar de las vistas, mientras que los demás descansaban en la plaza  conociendo a otros españoles.

Como zombis y echando de menos a nuestro querido conductor, hemos llegado arrastrándonos al hotel. Confiamos en una buena cena donde no faltará la pasta que nos aporte energías para la batalla de mañana en el Coliseo.

Pd: no tenemos wifi pero pronto nos tendréis allí para mimarnos y alimentarnos durante todo todo el verano.

Elena Cardeñosa, Miguel Ángel Castro, Íñigo Martín, Isabel Nieto